Sale el sol y llegan los sudores. Esto se acaba. Ya nada queda de los niños que antes soñábamos con ser super héroes. Me temo que nos vamos. No podemos seguir pensando en lo que fue o no fue.
Camino y cae una gota de sudor por mi frente. Da igual, si tú lo quisiste así, así será, me olvidaré del invierno que corrió por mis manos como un ángel sin destino. Si no hay salida me la tendré que inventar. Cada vez queda menos, corré. No puedo, me canso. Sigo caminando, despacio, no hay prisa, el viaje es largo.
A dos semanas de saltar al vacío y no verte más. Deambulando durante el verano, con la soledad como toalla de playa que me quitara el salitre de la gente que cree que puede pegarse a tu piel. No importa si no quiere venir nadie. Todo lo que me espera solo me interesa a mí. Conoceré nuevos territorios indescifrables, encontrare otras princesas por las que luchar, ya nada será igual.
Recuerdo que una vez me acorde de recordámelo: no te olvides de ti.
Mientras la gente disfruta del sol yo no encuentro razones para seguir su luz, prefiero la oscuridad, donde todo o más puede verse.
Dicen que estoy loco, que me encierro en mi mismo y que por mucho que lo intente no podré conseguirlo. Se acabaron los proyectos que comenzamos en septiembre. Aquello que pensamos que ocurriría con el tiempo no ocurrió. Pero fue bonito el recorrido. Ahora habrá que buscar nuevos caminos. Todavía le quedan batallas a esta guerra.
Antes de que el sol nos asfixie te dejo marchar. Yo buscaré cualquier edén para volver después y saber que el sol ya no me quema.
